Mis socios y el saludo.

Cuando tenía diecisiete años, solía salir con dos amigos del pueblo, que se llamaban Pepito el coxet y Guillermo Negante. El primero se llamaba así porque es cojo, aunque eso no le impedía ir en bicicleta. En cierta ocasión, viniendo de Gandía hacia Villalonga, nos caímos en el arcén de la carretera. Observamos que detrás de nosotros venía el autobús del pueblo, y nos hicimos los muertos hasta que bajaron todos los viajeros, tras lo cual nos levantamos y salimos corriendo. El otro tenía el apodo de Negante porque jugando a las canicas, solía hacer trampas. Con ellos aparezco el la foto de los indios.
Hicimos el juramento de que cada vez que nos viésemos, tendríamos que hacer el saludo militar, pero con la mano izquierda. Es curioso, pero pasados los cuarenta años, aún nos hacemos el saludo, y nos seguimos llamando socios. La verdad es que no sé porque.

No hay comentarios: